miércoles, 19 de julio de 2017

Entre mitos y realidades



Mi amiga Mrs. Sofía (sé que tenemos poco tiempo de interactuar pero me nace llamarla así) ha escrito un grandioso texto sobre el menospreciado Clítoris, ese pequeño gigante cuyo único objetivo es proporcionar placer, el mejor amigo de una mujer. Pero el también ignorado por bastantes hombres.

Pero cómo no iríamos a ignorarlo si nunca se nos habló sobre él. Si es una palabra que a veces conocemos hasta que somos adultos; y a veces nos quedamos sólo en la palabra.

Desde niños se nos enseña que el único protagonista de todo lo referente al sexo y al placer es el pene. Desde chicos se nos comienza a inculcar que dependiendo del tamaño de nuestro pene será el placer que le podamos brindar a nuestra pareja. Y ahí vamos quienes no heredamos los genes de Ron Jeremy preocupados porque el tamaño de nuestro miembro viril no es ni la sombra de lo que hemos también estado mirando en revistas y películas pornográficas. Otra fuente de pésima educación sexual. Ahí vamos midiéndonos los penes con los compañeros y amigos para orgullo o vergüenza, y ahí están los poseedores de esos enormes penes enviándolos a sus posibles conquistas en facebook y páginas de citas, porque creen saber que eso es lo que una mujer quiere: un pene grande que le dé el placer que necesita.

Y visto desde acá, desde este contexto machista, no resulta muy satisfactorio saber que una mujer puede alcanzar gran placer sin la necesidad de nuestro vanagloriado miembro. Que una lengua bien educada es más valorada que el pene más grande. Porque curiosamente este escondido amigo es la fuente inagotable del placer, todo lo opuesto a su rival. Y es que como Sofía sentencia con toda la razón, reconocer al clítoris es darle en la madre (¿o el padre?) a todo el orgullo masculino.

Yo sigo estando con Luisa Cortés: debéis hacer del clítoris tu mejor amigo.


Este capítulo de South Park es genial, pero no lo pude agregar.
Midiendo el TAP

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