Hace pocas semanas fui al cine a ver “La
dama de oro” de Simon Curtis, con Helen Mirren y Ryan Reynolds, una buena
película. Unos días después me quedé pensando que la historia estaba hermanada
–al menos a mí así me lo parece– con “Philomena” de Stephen Frears, con Judi
Dench y Steve Coogan. Una gran película.
Ambas historias fueron tomadas de la
realidad, son protagonizadas por mujeres bastante maduras y representadas las
dos por ganadoras del Oscar. La vida de dos mujeres que debieron sortear
realidades muy adversas durante su juventud y que ya en el ocaso de sus vidas
deben –tienen la necesidad– buscar algo que les perteneció, pero que les fue
arrebatado de forma cruel.
Estas dos mujeres son acompañadas en su odisea
por hombres más jóvenes, escépticos en
un principio, con los que no tienen ningún parentesco; hombres que ven en ellas
la oportunidad de obtener un beneficio personal. Pero el transcurso de los días
y la convivencia forzada crea buenas mancuernas en ambos casos.
Son dos películas muy disfrutables, con grandes
historias, lideradas por dos actrices grandiosas.
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